Desde hace más de un año tuve la oportunidad de platicar con un empresario, para fines prácticos le llamaremos Raúl. Raúl al igual que muchos otros empresarios se sentía abrumado, cansado, desesperado al ver que su empresa ya bastante exitosa y formada a través de sacrificios, sudor, lagrimas había alcanzado un nivel de crecimiento el cual paradójicamente se había convertido en una de sus principales preocupaciones, al ser entre otras cosas algo extremadamente difícil de balancear con otros aspectos de su vida.
Una cosa nos llevó a la otra, tuve la oportunidad de acompañar a Raúl, logramos cambios significativos con respecto al manejo de prioridades al identificar actividades que realmente no le agregaban valor, logrando así un mejor balance y satisfacción personal. Para Raúl y para mí un caso de éxito.
Sorpresivamente para mi Raúl me externa su necesidad de hacer algo diferente, algo disruptivo para su empresa, algo que pudiera ayudarle a sentar las bases necesarias para poder tener la visibilidad y controles adecuados para poder seguir creciendo sin volverse un esclavo de su propio negocio y tener así la libertad para hacer lo que él deseaba hacer al ir sentando bases sólidas para su retiro.
Raúl ya estaba cansado, todo mundo le decía que hacer, hubo esfuerzos de forma aislada que arrojaban resultados parciales, sin embargo, nadie podía darle la certeza para lograr tener una solución integral y sostenible con el paso del tiempo.
Durante mis 20 años de carrera profesional y 16 como emprendedor, nunca creí estar preparado para un reto de esta magnitud, tomar la responsabilidad de acompañar a un empresario exitoso para llevar a su empresa con más de 100 empleados y clientes tan importantes para dar el siguiente paso, para llevarla al siguiente nivel era algo que sin dudarlo me causaba miedo, pero a la vez dentro de mí un compromiso muy grande ya que el reto era fuerte, era una oportunidad de poder impactar la vida de Raúl, de todos sus colaboradores, era la oportunidad perfecta para lograr marcar la diferencia, para trascender!
Finalmente, después de año y medio de trabajo duro, constante y en plena pandemia hemos logrado y aquí la palabra hemos es MUY importante ya que no lo hice yo, ni mi equipo de trabajo sino todos incluyendo a Raúl y sus colaboradores ya que nosotros nos convertimos en facilitadores y co-creadores de esta evolución. “Nadie conoce mejor su organización que el mismo empresario y su equipo de trabajo”, así que llegar a decir que un grupo de individuos puede llegar a cambiar una organización se me hace un enfoque errado, poco profesional e irrespetuoso para todos esos empresarios que han logrado dar empleo a tantas familias, tener sus empresas activas por más de 10 años (El 90% de las Pymes no lo logran) y que mantienen activa la economía de este país.
¿Todo fue y es miel sobre hojuelas? La respuesta es NO, las bases ya están sentadas sin embargo todo proceso de evolución tiene y debe de pasar por un proceso de maduración el cual va requerir mucha disciplina, persistencia, pero sobre todo un nivel de liderazgo tanto de Raúl como también de todas sus cabezas y colaboradores para hacerles frente a los retos que se les presenten para seguir creciendo.
Que aprendizaje o lecciones me gustaría compartir con todos ustedes sobre esta experiencia,
- Siempre hay oportunidades de colaborar y ayudar a otros a través de nuestras habilidades, recuerdo una frase que me dijo mi padre: “Lo importante no es lo que sabemos, sino lo que hacemos con lo que sabemos”
- Siempre hay necesidades o retos por resolver, lo importante es detenerse, pensar fuera de la caja y poner nuestra creatividad a trabajar para dar solución a esos retos. “Oportunidades siempre hay sin embargo solo las logran ver los que están atentos, toman acción y son lo suficientemente valientes para intentarlo, mejorarlo y seguir avanzando”.
- Algunas de las cualidades de Raúl (Y cualquier otro líder) que le permitieron lograr avanzar fueron: mostrar su vulnerabilidad, acercarse a pedir ayuda, dispuesto a tomar riesgos, valentía para tomar decisiones, pero sobre todo tener una “Mentalidad abierta al aprendizaje, al cambio y a hacer las cosas diferentes”.
- El desarrollo de las habilidades gerenciales tales como la influencia, colaboración, visión estratégica, delegación, manejo de prioridades y sobre todo el estar activamente atento a nuestro desarrollo y el de nuestros colaboradores, son vitales en cualquier proceso evolutivo. “El que no está dispuesto a seguir aprendiendo y tomar acción el mismo sistema se va encargar de segregarlo”, es como una purga!
“Las empresas podrán evolucionar, sobresalir cuando logren tener la adecuada visibilidad y control a través de su gestión y una cultura organizacional basada en un liderazgo ejemplar”.
Raúl se llevó varias lecciones, aprendió a ser más tolerante, mejorar su escucha, entender que sus colaboradores pueden tener puntos de vista distintos, así como también vivir distintas realidades. La empresa de Raúl en plena crisis sigue activa, madurando y creciendo.
El reto sigue siendo fuerte: lograr tener un balance adecuado para lograr los objetivos, que la organización siga evolucionando a través del desarrollo de sus habilidades y construir su propio futuro basado en el aprendizaje y la mejora, sin embargo, hoy más que nunca Raúl tiene la firme convicción que como empresario es “importante soltar el poder, en poner más énfasis en desarrollar y crear líderes para realmente trascender en el negocio”.
¿En tu experiencia que hace que algunas organizaciones sigan en pie y otras se extingan? ¿Qué papel consideras que juegan los empresarios, sus líderes y colaboradores en general para lograr la evolución de las empresas?
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Roberto Cervantes es el fundador de Drive. Una solución integral para empresarios, gerencia media y alta que busca dar el control adecuado de sus carreras para poder gozar de la libertad y tiempo para hacer lo que deseen hacer.
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